Félix Villegas Sanz. El hombre cuyo nombre usted acaba de leer nació en España, y murió en la misma tierra que lo vio nacer el 27 de septiembre de 2007, hace 5 años exactamente.
Pese a ser español pasó una buena parte de su vida en Costa Rica, cumpliendo con la misión que amaba, la evangelización.
El padre Félix fue catequista en Costa Rica del Camino Neocatecumenal, un carisma de la Iglesia Católica nacido hace más de 40 años en Madrid, España; estuvo en una de las primeras comunidades evangelizadas por los iniciadores del Camino
De la comunidad del padre Félix salieron 12 sacerdotes, de 13 muchachos.
Su encuentro con Jesucristo lo llevaría, incluso antes de ver iluminada su vocación al sacerdocio, a la misión itinerante en lugares como Valencia, Barcelona, el País Vasco, entre otras zonas españolas.
Para 1972, tan solo dos años después de haber iniciado en el Camino había empezado esta etapa de itinerancia.
¿En que consiste la itinerancia?
Consiste en salir a evangelizar sin tener un lugar fijo donde vivir, dependiendo de los hermanos del lugar al que se sea enviado, viviendo de la providencia de Dios.
En 1980 pisaba por vez primera suelo costarricense, venía como el joven del primer equipo itinerante, que se encargaría de dar inicio al Camino Neocatecumenal en este país, acompañando al padre Emiliano Jiménez, en ese momento responsable del equipo y a los demás enviados a Costa Rica. En esta primera ocasión duró menos de un año trabajando en este país.
Regresó a España para 1981 a continuar con su misión, junto al padre Antonio González, que era el responsable de su equipo en su patria.
El accidente de Barajas.
El 7 de diciembre de 1983 se dirigían a una peregrinación a la Virgen de Loreto, en Italia, este día sucedería la catástrofe que marcaría su vida, y que asombraría, años después a quienes la escucharan de su boca.
El avión de Iberia en el que viajaba colisionó con otro vuelo, ambos aviones explotaron. Como bien cita el periódico "El Mundo" de España:
"El olor a carne quemada, ya ha desaparecido, pero el recuerdo de la tragedia quedó grabado en los sobrevivientes", entre ellos el padre Félix.
Esa mañana, a las 8:30 la niebla era protagonista sobre el aeropuerto de Barajas, en Madrid, el vuelo 727 de Iberia con destino a Roma se preparaba para el vuelo. El joven seminarista Félix y el sacerdote Moreno León, comentaban su suerte al haber conseguido el pasaje para el vuelo, solo les fue posible conseguir 4, el resto del grupo de 146 personas viajaría al día siguiente, ellos pensaban en lo que les esperaba en Italia.
El avión DC-9 de Aviaco, con un comandante confundido por la niebla, se desvió de su pista y entró en la de despegue. El avión de Iberia había recibido la autorización de despegue, y se ponía en V1, a 200 kilómetros por hora, se elevaba unos pocos metros del suelo cuando colisionó con el DC-9 de Aviaco. Para este momento eran las 8:39 de la mañana.
El padre Moreno relata en el año 1998, 15 años después de la tragedia, a el periódico "El Mundo" de España, que la azafata estaba dando las indicaciones de seguridad del vuelo, y cuando sucedió el accidente, salió volando contra una de las paredes.
"El choque fue tremendo. Recuerdo que tras la colisión nuestro avión siguió su trayectoria, pero sin el tren de aterrizaje. El fuselaje se abrió y vimos el exterior. Estábamos muy cerca del suelo. La gente gritaba. Salían chispas de todos lados que prendían en los charcos de queroseno que iba soltando el aparato. Fueron unos instantes angustiosos. Toda mi vida pasó delante de mí. Pensé que era el fin", relata el padre Moreno.
El Sacerdote Moreno León estaba atrapado y herido en sus manos por el fuego, fue Félix quien lo liberó del sillón, y ambos salieron del avión que estaba a punto de explotar.
93 personas murieron ese día, incluido el padre Antonio González, que estaba junto a ellos. La impresión de ver a su amigo morir a su lado cambió completamente la personalidad del joven seminarista, según dicen sus allegados. Años después era asignado a Puerto Rico, sin embargo, un cambio de última hora lo enviaría a Costa Rica, en 1988 año en el que se ordena como sacerdote, termina el Camino, para asumir como responsable del equipo nacional.
En 1990 el equipo de Catequistas estaba formado por Rafael Miñana, Maricarmen Domenech y él. Un año después llegaba Rufino Domínguez. Hoy en día de este equipo quedan Maricarmen y Rufino, ella es la responsable de las comunidades de este país.
En el año 1993 tuvo un sueño que hoy se ve convertido en realidad, llamado "Casa Siloé", un lugar para las comunidades del Camino, ubicado en las montañas de la provincia de Heredia, en Costa Rica. Él impulsó el proyecto para que se pudiera ver lo que hoy hay, una casa al servicio de la Iglesia Católica, en este especial carisma del Camino Neocatecumenal.
En 2005 impulsa de igual manera la llegada del seminario Redemptoris Mater
En una de sus catequesis dijo: "¿A quien le debería venir un cáncer, a un pagano o a un cristiano? El cristiano lo usaría para ver la gloria de El Señor en su vida".
Dicho esto en 2002 le era diagnosticado el cáncer que le daría muerte.
El padre Félix fue, según muchos de sus hijos en la fe, lo que describen como un hombre Santo.
Él decía que deseaba haber logrado amar a Dios antes de morir, aunque fuera un poco. Estas palabras quedarían marcadas en las mentes y corazones de sus hijos en la fe.
Los días previos a su muerte pensó en ir al Encuentro del Padre y una noche respondió: "¿Eres Tú Señor? ¡Llévame contigo! "
El 27 de septiembre de 2007 pasaba al Reino de los Cielos, al lado del Padre, a quien en vida dio todo y amó hasta el último momento.
Que en paz descanse.