CAMINEO.INFO.- Este martes, 17 de enero, retoma su actividad la Escuela Itinerante de Formación Social que, con el lema
¿Qué tenemos que hacer, hermanos? y de la mano de la Vicaría de Pastoral Social e Innovación, va a recorrer a lo largo de más de dos años las distintas vicarías de la diócesis para concienciar y dar formación sobre el compromiso social y político a los cristianos de Madrid. Entrados en un nuevo año, le llega el turno a la Vicaría VIII, con su vicario, el padre Ángel Camino, a la cabeza. Las sesiones, que serán impartidas por profesores especializados en la materia y se desarrollarán durante nueve martes seguidos, abordarán la dimensión social y política de la fe desde el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia.
Sede Madrid
José Luis Segovia, el vicario de Pastoral Social e Innovación, será el encargado de abrir la sesión del primer día. Con la introducción al curso Leer en creyente la realidad para transformarla según el sueño de Dios, presentará las bases de esta nueva escuela que tendrá lugar en la parroquia Santa María Micaela (General Yagüe, 23 - autobús 5 y 143 - metro Estrecho), de 18:00 a 21:00 horas.
Sede pueblos
En paralelo, en la zona rural de la vicaría y bajo la coordinación de Ignacio María Fernández de Torres, consiliario diocesano de Hermandades del Trabajo y de Justicia y Paz, la escuela retoma también sus actividades en la basílica Asunción de Nuestra Señora (c/ Cura, 14 - Colmenar Viejo), de 17:30 a 20:00 horas.
Fernández de Torres subraya que continuar con la escuela «es una satisfacción personal muy grande» porque, en parte, «es fruto de una petición que formulé hace más de cinco años». Y gracias al apoyo «impagable» de D. Carlos Osoro y de José Luis Segovia, reconoce, «ha salido adelante»; y, en ese sentido, «queda la constatación de que era algo muy necesario». Así mismo, el sacerdote y consiliario revela que, con la escuela, «estamos rellenando un hueco, una laguna muy seria que había en la pastoral diocesana». Y, además, «está siendo un impulso de que merece la pena trabajar en esta línea» porque «una fe despojada de la dimensión social, o que aborde esta dimensión de una manera ideologizada absolutamente, ni es evangélico ni es de Dios». Y, al final, confiesa, «lo que es de Dios, se impone».