El obispo de Segorbe Castellón impulsa espacios de oración para niños

Mons. López Llorente ha manifestado su voluntad de que la experiencia del Oratorio para niños pequeños “se ofrezca en más parroquias y colegios ya que es algo muy bueno e importante para una verdadera iniciación cristiana y la evangelización de nuestros niños”.

Así lo afirma en la carta dominical que se difundirá este fin de semana. Esta experiencia ofrece un “itinerario de fe para niños que les inicia en su relación personal y en grupo con Jesús resucitado desde una edad temprana”, y responde así a la constatación que a menudo se hace de un déficit en “encuentro personal y una relación de amistad con Jesús”.

El Oratorio comenzó en la década de los ochenta en una parroquia de Valencia, por iniciativa del sacerdote Gonzalo Carbó, de la congregación Cooperadores de la Verdad. Rápidamente se extendió a colegios escolapios, varias congregaciones, y numerosas diócesis de España, Europa, América y África. En Castellón comenzó la parroquia de la Santísima Trinidad, se está realizando también en la Asunción de Vall de Uxó, y ya hay otras interesadas en importarlo.

Desde hace un par de años está implantado en los colegios diocesanos del Seminario y de la Milagrosa, en Segorbe. Evangelio y encuentro Sus dos pilares fundamentales son el encuentro con la Palabra (en particular el Evangelio) y el encuentro de intimidad personal con Jesús, y aprovecha la apertura de la primera infancia al sentido religioso: “Cuanto más pequeños son los niños, más capacitados están para escuchar a Jesús y para dejarse amar por Él; y también para ir al encuentro de Jesús, para querer conocerle a Él y su Palabra y para entablar una relación viva de amistad con Jesús”, afirma el Obispo.

Mons. López Llorente concluye su carta dominical asegurando que “el Oratorio de niños es un fuego que ha empezado a arder en muchos corazones de nuestros niños y mayores, como otrora en los dos discípulos de Emaús al recibir el consuelo de Jesús, hecho Palabra. Este fuego es el mismo Espíritu. Y el Espíritu necesita pocos elementos materiales y estructurales para renovar la faz de la Tierra. Necesita tan sólo una sierva confiada que diga humildemente “He aquí la esclava del Señor. Hágase en mi según tu Palabra”. El fuego de este Espíritu es la Bendición. Las reuniones no son otra cosa más que la bendición continua del Padre sobre sus hijos en Jesús, su Hijo predilecto”.