CAMINEO.INFO.- Segovia/ESPAÑA.- Desde el año 1410 Segovia viene celebrando ininterrumpidamente el primer fin de semana de septiembre de cada año, una fiesta eucarística denominada “La Catorcena”.
Se trata de una celebración en honor al Santísimo Sacramento, en recuerdo del milagro que se produjo aquel año. La historia cuenta como un sacristán de la desaparecida iglesia de San Facundo atravesaba graves problemas económicos y buscaba dinero urgentemente. Desesperado como estaba por las deudas contraídas y amenazado con ir a la cárcel, acudió al barrio hebreo a ver a un conocido médico y prestamista judío para pedirle la cantidad de dinero que necesitaba. Éste aprovechó la ocasión que se le presentaba para ofender a los cristianos y le ofreció al sacristán cuanto dinero necesitase sin que tuviera que devolverle nada, pero a cambio le entregase una Hostia consagrada que se guardaba en el sagrario de San Facundo.
El sacristán dudaba. Su fe le impulsaba a rechazar la oferta pero sus deudas y el temor a la cárcel le invitaban a aceptarla. Finalmente accedió a la propuesta del judío, robó la Sagrada Forma y se la entregó.
Una vez en su poder, el médico se dirigió a la Sinagoga, donde ya se habían congregado muchos judíos. Apenas le vieron llegar comenzaron a lanzar blasfemias y ofensas contra el Hijo de Dios, y determinaron arrojar la Sagrada Forma a un caldero de aceite hirviendo. Pero cuando el médico judío lanzó la Hostia al aceite, no cayó, sino que se elevó en el aire con gran majestad. Comenzó a temblar la sinagoga como si fuera a hundirse y se abrió en la pared una grieta ancha, por la que salió la Sagrada Forma, que se dirigió al convento de la Santa Cruz, donde un religioso dominico celebraba la Santa Misa. Lleno de santo temor, tomó con gran reverencia el Cuerpo del Señor, suspendido en aire, lo adoró con fervor y lo depositó en el Sagrario de la iglesia.
Enterado el obispo de Segovia de aquel suceso, quiso averiguar la causa del mismo y se iniciaron las investigaciones. El sacristán confesó inmediatamente su pecado y apresaron al médico judío, que fue condenado a muerte. El rey confiscó la sinagoga y se la entregó al obispo, quien la consagró al culto católico llamándola, en memoria del milagro, Iglesia del Corpus Christi, cediéndosela a una comunidad religiosa para que pidieran diariamente a Dios perdón por la ofensa que en aquel lugar había recibido. Hoy día, sigue estando una comunidad de clarisas que continúa esa alabanza al Señor.
Desde entonces la ciudad de Segovia celebra todos los años esta fiesta de “La Catorcena” debiendo este nombre a las catorce parroquias que entonces había en la ciudad. Cada año le corresponde a una de ellas realizar los actos en honor al Señor celebrándose diversas Eucaristías, charlas, catequesis y oraciones eucarísticas, finalizando con una solemne Misa el primer domingo de septiembre, presidida por el obispo y una gran procesión con el Santísimo, desde la iglesia correspondiente hasta la iglesia de Corpus Christi, como un acto de amor y fe profunda en la presencia de Cristo en la Hostia Santa, y de reparación por las ofensas que también hoy, en tantas partes del mundo se hacen contra Jesús Sacramentado.
Este año es la parroquia de Santa Eulalia de Segovia la encargada de organizar los actos religiosos, que comienzan la semana previa con un septenario, en el que las oraciones y Eucaristías crean un clima propicio para la adoración privada y comunitaria a Jesús Sacramentado