Desde el comienzo de su historia existe en el hombre la tentación permanente de ser como Dios.
Hoy día, un concepto mal entendido del progreso científico y tecnológico, en combinación con una pérdida generalizada del sentido común, han propiciado que esa tentación se haya mostrado de manera más evidente durante los últimos cien años, tal y como exponemos en el presente estudio.
Queremos dejar claro que no pretendemos en modo alguno socavar la buena fama de que pudieran gozar las personas físicas o jurídicas a las que aludimos en el presente informe. Tan sólo pretendemos poner en conocimiento de la opinión pública algunas evidencias que todos deben conocer, y nadie debería olvidar. Quienes olvidan la historia, están condenados a repetirla.
La pendiente resbaladiza
Cuando se ponen listones al derecho a vivir, no pasa mucho tiempo hasta que se decide elevar un poco más el listón. Cuando se niega el derecho de todo ser humano a la vida desde su concepción hasta su muerte natural, se inicia un peligroso descenso por una pendiente resbaladiza que parece no tener fín.
1924: ve la luz el libro de Adolf Hitler “Mi Lucha” (Mein Kampf) en donde éste pone de manifiesto la primera piedra de su plan para instaurar los derechos reproductivos: “El Estado hará de la raza el centro de su vida. Pondrá buen cuidado en conservar su pureza. Quienes sean física y mentalmente insanos o débiles no tienen derecho a perpetuar sus sufrimientos en la carne de sus hijos” (Adolf Hitler, Mein Kampf”)
1933: el 14 de Julio el parlamento alemán aprueba una ley que permite la esterilización forzosa de las personas cuyos descendientes tengan altas probabilidades de sufrir enfermedades físicas o mentales, entre las que se enumeran de forma destacada.
- El alcoholismo
- La ceguera hereditaria
- La debilidad mental
- Los defectos físicos severos
- La enfermedad de Huntington
- La esquizofrenia
- El síndrome maniaco depresivo
La única oposición a esa ley proviene de la Iglesia Católica.
1938: Primera petición de eutanasia solicitada a Hitler. Se trata de un padre que la pide para su hijo discapacitado. Hitler encarga la solución del “asunto” a su médico personal Karl Brandt. La muerte del niño se lleva a cabo en 1939 y como consecuencia se crea el “Comité del Imperio para la Consignación de Enfermedades Congénitas y Hereditarias Graves” (Reichsusschuss zur Wissenschaftlichen Erfassung von-erb-und anlagebedingten schweren Leiden)
1939: Con fecha 18 de Agosto, una circular del Ministerio del Interior obliga a los médicos y a las comadronas a declarar los niños que nazcan con deformidades.
Con fecha 1 de Septiembre, Hitler firma una breve nota autorizando que a los pacientes con “enfermedad incurable” se les conceda la “liberación” por la vía de la eutanasia voluntaria. (“Son autorizados a ampliar las responsabilidades que los médicos han de asignarse, de tal forma que los pacientes, la enfermedad de los cuales –de acuerdo con la más estricta aplicación del juicio humano- sea incurable, se les conceda la liberación por la vía de la eutanasia”) A esa nota se le añade posteriormente una disposición adicional autorizando que se lleve a cabo también la eutanasia pasiva con los enfermos y deficientes mentales que estén ingresados en instituciones estatales. En el testimonio del doctor Pfannmüller, director de un asilo en Eglfing-Haar cercano a Munich, se evidencia la forma real de llevarlo a cabo:
“Para mi, en tanto que nacionalsocialista, estas criaturas no son más que una carga pesada para nuestros conciudadanos que tienen buena salud. Nosotros los eliminamos, pero no a través del método de las inyecciones: La prensa internacional y algunas personalidades se nos echarían encima. No, nuestro método es mucho más sencillo y natural: los dejamos morir de hambre mediante la alimentación deficiente”.
En Octubre, el “Grupo de Trabajo del Imperio para Sanatorios y Clínicas” (Reichsarbeits-gemeinschaft Heil- und Plegeanstalten) da inicio al programa de eutanasia activa Aktion T4, en el que la decisión final sobre cada paciente es evaluada por un comité de cuatro médicos (Dr. Brandt, medico personal de Hitler. Dr. Conti, Reichsärzteführer. Dr. Philipp Bouhler, Jefe de la Cancillería de Hitler. Dr. August Becker, químico y proveedor de las bombonas de gas monóxido de carbono) con sede en Berlín, irónicamente en el número 4 de la calle del zoológico (Tiergartenstrasse 4). Los seleccionados serán transportados por el personal del T4 a los sanatorios que sirven como instalaciones centrales de gaseamiento; se les comunicará a las víctimas que van a someterse a una evaluación física y tomar una ducha para desinfectarse; en su lugar, serán asesinados en cámaras de gas.
1940: En Enero comienza el traslado de enfermos a diferentes puntos del país, para ser asesinados con inyecciones de morfina o escopolamina (en el caso de niños) o con gas (caso de adultos). Los primeros asesinatos se llevan a cabo el 4 de Enero en la prisión de Brandenburg cuando, en una prueba, son gaseados 18 criminales desequilibrados, lo cual contribuye a la decisión de usar gas monóxido de carbono para los asesinatos.
1941: Tras la protesta de la jerarquía católica alemana, el plan continúa de manera secreta desde el 24 de agosto bajo los nombres en clave “Aktion 14 F 13” y “Solución Final”, iniciándose las ejecuciones en masa en los campos de concentración y exterminio, y añadiendo a la lista de “morituri” los “socialmente indeseables”. Por lo que respecta a los enfermos, la 14 F 13 dispone que en cada centro de salud sean los médicos quienes tomen la iniciativa. Ellos son quienes decidiran a partir de este momento quién vive y quién muere, sin intervención alguna de las autoridades del régimen.
1942: El 20 de Enero tiene lugar la conferencia de Wansee, donde se analizan obsesivamente todas las combinaciones genéticas posibles, llegando a aceptar como motivo para la deportación y el asesinato, en determinados supuestos, el hecho de “tener aspecto judío o comportarse manifiestamente como un judío”. El 25 de Enero Himmler anuncia al IKL (organismo encargado de los campos de concentración - Inspektion des Konzentrationslager) el envío de 100.000 judíos y 50.000 judías a Auschwitz-Birkenau. En febrero se inicia el exterminio masivo en sus cámaras de gas. En Diciembre, un decreto de Himmler ordena que todos los gitanos que queden en Europa sean concentrados en Auschwitz-Birkenau. Comienza el asesinato masivo de gitanos, que no se detendrá hasta 1944.
1944: En la madrugada del 1 al 2 de Agosto tiene lugar en Auschwitz-Birkenau la “Noche de los Judíos” o Zigeunernacht, en la que son gaseados e incinerados 4.000 gitanos
Aktion T-4
Tras la Segunda Guerra Mundial, el mundo entero conoce los detalles del plan que, bajo el código secreto “Aktion T4”, se había estado llevando a cabo en Alemania para preservar la vida “digna” e impedir el nacimiento -cuando no procurar su destrucción- de toda “vida indigna de ser vivida”. Lo que para los aliados era tan solo una sospecha, para los alemanes era un secreto a voces: A pesar del secreto oficial, los alemanes sacaron sus propias conclusiones acerca de los misteriosos traslados de enfermos en autobuses de cristales opacos, los errores en los certificados de defunción -las muertes eran comunicadas casi siempre a las familias como el desenlace fatal de una rara enfermedad- y las altas chimeneas construidas en los manicomios. Aunque se trataba de un programa secreto, se realizaron carteles y películas propagandísticos en los cuales se lamentaba que jóvenes sanos y robustos debieran dedicarse a cuidar “seres inútiles”. Estos materiales, por supuesto, no mencionaban específicamente la Aktion T4 en ningún caso.
El nombre Aktion T4 viene, como expusimos anteriormente, de la ubicación de los cuarteles generales de la comisión médica de evaluación que supervisaba estos planes, que estaban situados en Berlín en la Tiergartenstraße 4 (calle del Jardín Zoológico, número 4). A su frente estaba el doctor Karl Brandt. Los seis Centros de Salud más destacados donde se llevó a cabo el Aktion T4 fueron los de Bernburg, Grafeneck, Hadamar, Hartheim, Kaufbeuren y Sonnenstein, aunque también se utilizó en ciertos casos la prisión de Brandenburg y los campos de concentración de Belzec, Piasnica, Sobibor y Treblinka. Hoy día, en algunos de estos centros se han creado “Gedenkstätten”, lugares para el recuerdo de los crímenes de la medicina durante el régimen nacional-socialista. Sin ir más lejos, en el manicomio de Hartheim existe una exposición permanente con el título “Das Wert des Lebens”, el valor de la vida.
Como primer paso del plan se envió un cuestionario informativo a todos los directores de hospitales e instituciones sanitarias, con la finalidad de informar de todos los pacientes que estuvieran diagnosticados de encefalitis, epilepsia, o esquizofrenia. Adicionalmente y aunque no existiera un diagnóstico firme, había que informar de los pacientes que hubieran estado internos durante más de cinco años. Más tarde el cuestionario incluyó la obligación de informar de aquellos pacientes que no fueran alemanes de nacionalidad, no tuvieran sangre alemana o no estuvieran emparentados con alemanes.
Cuartel general de la comisión de evaluación del programa T-4. Tiergartenstrasse, 4. Berlin. Año 1939
Centro de Salud de Bernburg, Alemania. Año 1939. A partir del mes de noviembre de 1940, la clínica mental ubicada en Bernburg desde 1875, entró a formar parte del programa Aktion T4. Para ello la Gemeinnützige Stiftung für Anstaltspflege (Institución Caritativa de Hospitales) alquiló una parte del complejo. En tan sólo 4 semanas construyeron en su interior el centro de matanza. El resto de la institución mental continuó funcionando como si nada estuviera pasando. 9.384 personas fueron asesinadas en el centro, en la cámara de gas, instalada en su interior para dicho propósito.
Centro de Salud de Grafeneck, Alemania. Año 1939. El 18 de Enero de 1940 dieron comienzo las matanzas, que no pararían hasta el 13 de diciembre de ese mismo año. Un total de 10.824 seres humanos (31-33 cada día) fueron gaseados y cremados en esas instalaciones.
Columna de humo procedente del “Krematorium” del manicomio de Hadamar, Alemania. Fotografía tomada en 1941. Hadamar era uno de los seis centros en los que se llevó a cabo el programa T-4. Desde el comienzo de las operaciones de gaseo el 13 de Enero de 1941 hasta su finalización en Agosto de ese año, se calcula que aproximadamente fueron asesinadas cada día 100 víctimas en ese centro. Hay constancia de que el personal de la Aktion T4 celebró en ese manicomio una fiesta al incinerarse el paciente número 100.000, como si de una industria automovilística se tratase.
Centro de Salud de Hartheim, Austria, donde se calcula que alrededor de 30.000 personas con incapacidades físicas o mentales fueron asesinadas por gaseamiento o por inyección letal, siguiendo el programa de eutanasia.
Centro de Salud de Kaufbeuren, Alemania. Fotografía tomada en 1945. El rótulo en primer plano reza irónicamente así: “Institución para la curación y el cuidado”. El 29 de Mayo de 1945 finalizaron las matanzas en ese centro de salud. Su última víctima, un niño de cuatro años. ¿Su delito? Padecer retraso mental.
Centro de Salud de Sonnenstein, Alemania. Desde Junio de 1940 hasta septiembre de 1942, al menos 15.000 personas (18-19 víctimas diarias) fueron asesinadas dentro del programa de eutanasia.
Prisión de Brandenburg, cerca de Berlín. Entre 1938 y 1939, una parte de la prisión fue convertida en centro de eutanasia. La cámara de gas fue instalada en un antiguo granero hecho de ladrillos junto a la zona de cremación. Una pequeña habitación adyacente era utilizada como almacén para los tanques de monóxido de carbono, y, desde allí, los médicos abrían la válvula que permitía introducir el gas en el interior de la cámara. El crematorio se encontraba al lado de la de cámara de gas y constaba de dos hornos móviles. Dado que la chimenea era demasiado baja, a menudo las llamas salían por la boca y el olor era insoportable. Por dicho motivo, en julio de 1942, se trasladaron los hornos móviles a una casa cercana que estaba aislada por una valla de madera y situada a 3 km de la ciudad, en la calle Paterdamm. Las instalaciones se disimulaban bajo el nombre eufemístico de Chemisch-Technische Versuchsanstalt (Instituto de investigación técnico y químico). Los primeros asesinatos tuvieron lugar el 4 de enero de 1940 cuando, en una prueba, fueron gaseados 18 criminales desequilibrados. La última matanza tuvo lugar el 29 de octubre de1940. Los niños del psiquiátrico de Brandenburg-Görden fueron asesinados en ella. 9.772 personas perdieron la vida en el centro de eutanasia de Brandenburg en menos de nueve meses (36-37 por día). Entre las victimas había más de 400 judíos.
¿Vidas indignas de ser vividas?
Las víctimas de la Aktion T4 fueron personas que, según los criterios médicos vigentes, eran consideradas y presentadas como “vidas indignas de ser vividas” y cuyo asesinato era una acción presentada tanto como un acto de compasión hacia el enfermo como un acto en beneficio de la sociedad. Se intentó a través del Ministerio de Propaganda conseguir el apoyo de la población para este tipo de programas médicos, tales como el de esterilización masiva de enfermos y el de eutanasia. La propaganda hacía hincapié en que aquellas personas, además de llevar una vida indigna de vivirse, representarían una carga económica y un impedimento para el futuro de Alemania y su “raza”.
“60.000 marcos es lo que esta persona que sufre un defecto hereditario cuesta a la comunidad durante su vida. Alemán, ese es también tu dinero” se lee en un póster de la Oficina de Políticas Raciales del Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes (NSDAP). Con este lema el partido apelaba al bolsillo de los alemanes para justificar un programa que pretendía eliminar a aquellos que Hitler definía como los que "no merecían vivir", y que serviría de ensayo para el posterior Holocausto de los judíos en Europa.
Las primeras víctimas
Las primeras víctimas del “Aktion T4” se concentraron en niños de hasta tres años, que mostraban síntomas de padecer retraso mental o deformaciones físicas. Fueron asesinados en su mayoría con inyecciones. A los niños se añadieron los minusválidos adultos, que fueron asesinados con gas. Más tarde el Ministerio de Salud incluyó a los enfermos crónicos, entre los que se incluyó a los ancianos con síntomas de demencia senil, los enfermos en coma, los esquizofrénicos... y hasta que por extensión se acabó aplicando a todos los enfermos que permanecieran más de cinco años en hospitales o instituciones psiquiátricas.
Fotografía con el titulo "...porque Dios no puede querer que los enfermos se reproduzcan." Esta imagen proviene de una película producida por el Ministerio de Propaganda del Reich, dirigida a crear simpatía publica para el Programa de Eutanasia.
La aceptación de todos los médicos
El programa de eutanasia Aktion T4 fue ampliamente aceptado por la totalidad de los médicos, con muy pocas reservas y ninguna resistencia real. Por el contrario, fue la resistencia y presión popular, principalmente de parte de los afectados (familiares, allegados, pacientes, etc.) y de la Iglesia Católica, lo que condujo a que oficialmente se declarara suspendido el programa en 1941. Pero eso no implicó un desmonte de la organización establecida para desarrollar estos planes ni tampoco el cese de los asesinatos en sus centros. El programa de eutanasia de niños continuó oficialmente y el asesinato masivo de adultos y ancianos continuó de una manera menos centralizada y más secreta, consiguiendo los médicos un mayor margen de maniobra y facultades más amplias -menos requisitos burocráticos- para llevar a cabo el objetivo de exterminio. En esta segunda fase hubo más asesinatos que en la primera. El asunto incluso se extendió más allá del final de la guerra y del régimen nazi, pues algunos médicos continuaron matando gente todavía después de la ocupación aliada.
Esta foto muestra dos médicos en una sala de un asilo no identificado. La existencia de los pacientes en la sala se describe como "la vida es solamente una carga". Tales imágenes de propaganda tenían la intención de provocar la simpatía pública para el Programa de Eutanasia.
“Le daré su merecido a la Iglesia Católica”
Hay varios ejemplos de la oposición de la Iglesia Católica al programa T-4. Sin ir más lejos, la del obispo alemán Clemens August von Galen (1878-1946) quien se enfrentó públicamente a la "Aktion T4", mediante cartas pastorales, homilías y otros escritos. El 3 de agosto de 1941, leyó una carta pastoral en la Catedral acusando al Gobierno de las matanzas de seres humanos tan inocentes como indefensos. Según documentos publicados tras el fin de la guerra, el régimen nazi decidió no ejecutar al obispo hasta después de la victoria final, para evitar que se convirtiera en un mártir.
Albert Speer cuenta en sus memorias que Josef Goebbels solía aprovechar el momento más idóneo para contar al Führer lo que habían dicho en sus homilías “ciertos obispos levantiscos”; eso provocaba la rabia de Hitler, quien solía decir en esos casos: “Cuando llegue el momento, le daré su merecido a la Iglesia Católica”. En cualquier caso, el ejemplo de sus obispos fue seguido por no pocos sacerdotes y fieles católicos, entre los que merece la pena destacar a Bernhard Lichtenberg, deán de la Catedral de Berlín. Fue detenido por la GESTAPO y trasladado a un campo de concentración. Esta resistencia de la Iglesia Católica junto con la oposición de la gente afectada (familiares, pacientes), consiguió incluso provocar la oposición o al menos la crítica de algunos jueces y de algunos militantes nazis en contra del programa de eutanasia. Con todo, lo más triste es constatar que, quienes menos se opusieron al programa, fueron quienes mejor lo conocían. Esto es, los propios médicos.
¿Vidas sin esperanza?
Muchos hogares para la tercera edad fueron vaciándose poco a poco e inadvertidamente: los ancianos y discapacitados eran sacados discretamente de sus casas a medida que enfermaban, siendo conducidos a ciertos “Centros de Salud” ubicados en zonas alejadas donde eran asesinados con inyecciones letales o mediante gaseamiento. En previsión de evitar una mala imagen ante la opinión pública, se elaboraron desde el Ministerio de Propaganda ciertas campañas en las que se defendía la postura de quienes “pedían ayuda para una muerte digna”, presentando así la eutanasia como la solución más compasiva e inteligente a una serie de problemas tan dolorosos como difíciles. Quizá el ejemplo más horripilante sea el cortometraje “Existencia sin vida” dirigido por Schwenninger. El corto finaliza con el siguiente enunciado: “No se trata de que exista la caridad: Elimina a aquellos que no puedas cuidar”.
Esta foto se origina en una película producida por el Ministerio de Propaganda del Reich. Muestra pacientes en un asilo no identificado. Su existencia se describe como "Vidas sin esperanza". (Leben ohne Hoffnung). A través de la propaganda, los nazis querían provocar la simpatía pública para el Programa de Eutanasia.
Crímenes de lesa humanidad
Gracias al “Aktion T4”, tanto la eugenesia como la eutanasia llegaron a convertirse simplemente en “una pura rutina”. Con su promulgación se iniciaba el descenso de una peligrosa pendiente resbaladiza que acabó en las “Salas del Procedimiento” de Auschwitz-Birkenau, Dachau, Mauthausen, Treblinka y otros campos de concentración. Afortunadamente, de nada sirvió a los responsables tratar de justificarse por haber actuado conforme a la ley: Médicos y militares fueron finalmente condenados como responsables de crímenes de lesa humanidad. En el procedimiento del Tribunal Militar Internacional de Nüremberg (1945-1946), se calculó que el número total de las víctimas del “Aktion T4” fue de 275.000 personas.
En cualquier caso y sin ánimo de restar importancia a los crímenes realizados por el programa T4, no hay que olvidar que existía ya una influyente corriente eugenesica en la República de Weimar, donde la eugenesia y el socialismo eran complementarios (una simbiosis todavía hoy difícil de aceptar para la izquierda). Tampoco hay que olvidar que el programa nazi Aktion T4 guarda una relación íntima, tanto desde el punto de vista ideológico-político como económico-financiero, con ciertas conocidas organizaciones internacionales a favor de la eugenesia, que fueron quienes inspiraron las legislaciones y programas ejecutados durante la primera mitad del siglo XX en varios países como Australia, Dinamarca, Estados Unidos, Estonia, Finlandia, Francia, Islandia, Noruega, Reino Unido y Suiza, y mediante los que se pretendía esterilizar masivamente a la gente señalada como enfermos hereditarios.
Diagnóstico Genético Preimplantacional
Una de las más populares prácticas que se están llevando a cabo desde hace ya algunos años en nuestro país es, sin duda, el Diagnóstico Genético Preimplantacional (DGP), que permite seleccionar embriones sanos de parejas con riesgo de transmitir a su hijo determinadas enfermedades genéticas.
Sin duda, es este un campo altamente polémico, pues el fin es absolutamente correcto. Sin embargo se intenta conseguir este objetivo produciendo varios embriones, desechando a los inservibles y utilizando solo los convenientes para el fin que se persigue. Por tanto la valoración ética de estas experiencias, cuando se considera en su totalidad, nunca podría ser admitida como correcta, pues por ninguna circunstancia se puede destruir la vida de un embrión humano.
La técnica se aplica en Fecundaciones In Vitro y consiste básicamente en obtener varios embriones (seres humanos, inocentes e indefensos) para, mediante micromanipulación, extraerles dos células a cada uno, con el fin de detectar posibles anomalías cromosómicas y genéticas. Los embriones con anomalías detectadas, son desechados y destruidos. Los embriones sin anomalías detectadas, son aceptados y quizá alguno llegará a nacer. Así de crudo. Se desconoce o se olvida que el embrión es un ser humano, un sujeto de derechos, no un objeto, y no puede ser instrumentalizado para ningún fin, ni siguiera uno tan loable como proporcionar descendencia sana a un matrimonio estéril.
Se ha decidido expresamente -tanto por los progenitores como por los individuos de la bata blanca- que sólo sobrevivan los más sanos. Esto quiere decir, en la práctica, que a los seres humanos que tengan la desgracia de heredar una enfermedad, se les repespetará menos su derecho a vivir que a los seres humanos que no la hereden. En una palabra: Se aplica la ley de la selva, pero a tamaño microscópico. Se puede escribir más grande, pero no más claro.
Esta imagen se origina en una película producida por el Ministerio de Propaganda del Reich. La leyenda dice: "Una concepción de la vida moral y religiosa exige la prevención de hijos con enfermedades hereditarias".
Hoy día, el Diagnóstico Genético Preimplantacional (DGP) se ha convertido en un lucrativo negocio mediante el que la ley permite desechar limpiamente a ciertos seres humanos tan inocentes como indefensos, entre los que se destacan (de momento, que todo es cosa de empezar):
- Los que podrían heredar la Atrofia Muscular Espinal
- Los que podrían heredar la Distrofia Miotónica Tipo 1 (Steinert)
- Los que podrían heredar la Enfermedad de Hunttington
- Los que podrían heredar la Esclerosis Tuberosa
- Los que podrían heredar la Fibrosis Quística
- Los que podrían heredar la Hemofilia A (varones)
- Los que podrían heredar la Linfohistiocitosis Hemafagocítica Familiar
- Los que podrían heredar la Neurofibromatosis Tipo 1
- Los que podrían heredar la Poliquistosis Renal
- Los que podrían heredar el Síndrome de Down
- Los que podrían heredar el Síndrome de Edwards
- Los que podrían heredar el Síndrome de Patau
- Los que podrían heredar el Síndrome de X Frágil
Según los expertos, en un plazo de 15 años la tecnología podría permitir la detección de 200 alteraciones distintas. ¿Nos dirigimos hacia la eugenesia?
Desde finales de 2002, en España y más concretamente en el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) -centro europeo de referencia en esta técnica- se viene apostando por un tipo de negocio muy lucrativo consistente en ofrecer un servicio integral de Diagnóstico Genético Preimplantacional (DGP) para hacer una selección embrionaria y evitar la transmisión de hasta una treintena de enfermedades hereditarias monogénicas.
Nótese que mediante el DGP no se busca ofrecer curación alguna a ningún ser humano que pueda heredar alguna enfermedad: el objetivo principal del DGP era y sigue siendo ofrecer a sus “clientes” la posibilidad de evitar el nacimiento de seres humanos que padezcan patologías con posibilidad de ser diagnosticadas desde el periodo embrionario.
Esta y otras técnicas han generado la aparición de un verdadero turismo sanitario de élite, pues, según se ha publicado, a los centros del IVI acuden cada vez más parejas extranjeras. Lo encabezan las parejas italianas, seguidas de las del Reino Unido, Alemania, Dinamarca, Suiza, Francia, Noruega, Suecia, Estados Unidos, Australia, Dubai, Congo, Senegal... De hecho, se podría llegar a afirmar sin temor a equivocarse, que en todos los rincones del mundo podría haber niños que fueron engendrados en alguno de los laboratorios del IVI.
Así, en diciembre de 2002 se logró, por primera vez en España gracias a este método, el nacimiento de un bebé cuyos padres eran portadores de fibrosis quística, y que no había heredado la enfermedad. Un poco más tarde, en marzo de 2003, se consiguió lo mismo con una pareja afectada de atrofia muscular espinal. Y en febrero de 2006 el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) diagnosticó, por primera vez a nivel internacional, la linfohistiocitosis hemafagocítica familiar en embriones de una pareja portadora de esa enfermedad, y desarrolló un embarazo sano gracias al DGP.
En todos los casos, huelga decir la suerte que corrieron los hermanitos enfermos. Lo más probable es que acabasen su vida en un bote de residuos clínicos. Quizá alguno siga en algún congelador del IVI, pero esa, es ya otra historia: El IVI dispone de un banco de embriones congelados y otro de ovocitos. Los primeros se transfieren, o se donan o se utilizan para la investigación a partir de un periodo de custodia de dos años tras haber realizado la preceptiva consulta a los titulares de los mismos. Si en el segundo requerimiento no contestan, el IVI puede disponer de ellos, según lo establecido en la ley. En palabras del doctor Pellicer (Instituto Valenciano de Infertilidad) "Las parejas que vienen al Instituto Valenciano de Infertilidad -IVI- donan los embriones sobrantes cuando ya no quieren tener más hijos, por lo que entiendo y apruebo que deben ser utilizados en proyectos de investigación para curar enfermedades, es necesario".
Este tipo de procesos ha desembocado a que a día de hoy, en Valencia existan más de mil embriones (esto es, repitámoslo, mil seres humanos inocentes e indefensos) de “larga duración”, almacenados en congeladores. Se les pretende utilizar para la investigación pero el problema estriba, tal y como también explica el Profesor Carlos Simón, del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI), en que “estos embriones congelados de más de cinco años tienen una viabilidad del 60 por cien al ser la crío conservación una técnica invasiva”. Por lo que parece, de reparos éticos o morales, nada de nada. ¿Donde ha quedado la dignidad del ser humano? Como mucho, en el congelador.
Eutanasia: La perversión de la filantropía
En los últimos años, se ha reabierto en España la campaña para implantar la eutanasia, so capa de consagrar un nuevo derecho: “el derecho a morir dignamente”. La eutanasia se nos presenta entonces como una lucha por la libertad individual, a la que, según sus defensores, sólo se oponen ya los sectores religiosos más retrógrados. ¿Qué hay de cierto en eso? ¿Debemos apoyar... o más bien deberíamos prevenirnos contra ese extraño “derecho a morir con dignidad” que algunos quieren popularizar?
Hoy como ayer, los medios de comunicación de masas predican una y otra vez la necesidad de implantar la eutanasia como “remedio humanitario frente a sufrimientos irreversibles”. Setenta años después, parece que el programa de eutanasia aplicado por los nazis vuelve a ser defendido bajo el mismo leit-motiv de “solución compasiva”. ¿Simple casualidad?
¿Y qué decir a quienes la defienden como “Remedio Humanitario”? Ni remedio, ni humanitario, a juzgar por la realidad más actual: La creciente facilidad con que la eutanasia se practica hoy en Holanda -uno de los primeros países que la legalizó- ha hecho que los médicos holandeses hayan perdido gradualmente la sensibilidad, hasta el extremo de considerar la eutanasia como una tarea corriente. Hoy día se aplica la eutanasia a los más débiles, con independencia de su edad: Setenta años después de los horrores de la guerra, se ha vuelto “rutinario” aplicar la eutanasia a los recién nacidos con malformaciones como la espina bífida, bajo el argumento de que quedan “sin oportunidades” en la vida; varios hospitales o instituciones mentales utilizan en Holanda la protección legal a la eutanasia para abandonar deliberadamente a pacientes de Alzheimer o en coma. Contrariamente a lo que pregonan sus promotores, la mitad de las muertes por eutanasia llevadas a cabo en Holanda están relacionadas en las estadísticas oficiales bajo el eufemismo de “Eutanasia Involuntaria Activa”, esto es, sin el consentimiento del paciente. Llama la atención la similitud entre la ley holandesa y la “Aktion T4”, pues en ambos casos los legisladores han concluido que es lícito desechar de la sociedad a los individuos más débiles e indefensos.
Mediante campañas de propaganda llevadas a cabo por ciertas organizaciones “humanitarias”, se está inculcando hoy día en ciertos sectores de la sociedad la idea de que propiciar la muerte de enfermos terminales es “un acto humanitario”. ¿Un acto humanitario? ¿Y a quienes pretenden hacerles el favorcito? ¿A los políticos? ¿A los banqueros? ¿A los presidentes de las corporaciones multinacionales? ¿A los ancianos abandonados? ¿A los enfermos crónicos y terminales, necesitados de una atención permanente y cara en plena época de crisis? La respuesta es obvia. Detrás del apoyo de los gobiernos y los centros de poder hacia la popularización de la eutanasia, no hay grandes principios, sino simplemente uno: La economía. Si la muerte es más rentable que la vida, alientan la muerte con todos sus medios. Así de sencillo.
Selección Genética: Encuentros en la tercera fase
En mayo de 2006, entró en vigor la actual ley de Reproducción Humana Asistida, que abrió la puerta a la “Selección Genética de Embriones” para servir de donantes a hermanos enfermos.
La normativa que autoriza esta técnica en España salió adelante impulsada por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). De todos los grupos parlamentarios, contó con el voto negativo del Partido Popular (PP) y de Unión Democrática de Cataluña (UDC).
Fuera de las Cortes, también reaccionó en contra la Conferencia Episcopal Española, que no vaciló en considerar esta práctica como "eugenésica". Tras la aprobación de la normativa, las expectativas de decenas de familias se dispararon: Sólo el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) -la clínica privada que más actividad desarrolla en este campo- recibió medio centenar de llamadas.
Sin duda, es este un campo altamente polémico, pues el fin es absolutamente correcto. Sin embargo se intenta conseguir este objetivo produciendo varios embriones, desechando a los inservibles y utilizando solo los convenientes para el fin que se persigue. Por tanto la valoración ética de estas experiencias, cuando se considera en su totalidad, nunca podría ser admitida como correcta, pues por ninguna circunstancia se puede destruir la vida de un embrión humano.
En esta técnica lo que se hace en una primera fase es crear “In Vitro” varios embriones, a los que se analiza genéticamente antes de decidir quienes deben ser desechados, y quienes pueden pasar a la segunda fase. En esta segunda fase, se van a seleccionar tan sólo aquellos que no sólo no sean portadores de una enfermedad transmisible genéticamente, sino que sean también compatibles con el familiar -generalmente, un hermano- al que van a servir de posible donante. Unos serán desechados, y otros serán seleccionados. De entre los que sean seleccionados, se escogerá a uno de ellos para implantarlo en el útero de su mamá y permitir así que se desarrolle y nazca. Al final y si todo va bien, el hermanito sano que no acabó en el desagüe ni fue almacenado en el congelador, pasa a la tercera fase, en la que es utilizado para aquel fin por el que fue procreado: Para proporcionar a su hermanito enfermo un repuesto, normalmente la médula ósea. Se puede escribir más grande, pero no más claro
Sé que el anterior párrafo puede sonar muy duro, muy tajante, pero es preciso que lo expresemos de esta manera, para entender en profundidad el horror que implica esta práctica. Hoy día, parece cada vez más claro que cierto sector de la medicina se ha ido apartando poco a poco del pensamiento hipocrático, del humanismo judeocristiano y de la deontología médica tradicional. Existe un acuerdo tácito por el que se ha acordado que los enfermos y discapacitados no tienen pleno derecho a la vida o a la integridad física, y ello ha generado hoy día que, dependiendo de la legislación de cada país, puedan llevarse a cabo con ellos las siguientes aberraciones:
- Que sean desechados desde el periodo embrionario, y acaben en un bote de residuos
- Que sean desechados desde el periodo embrionario... pero se les mantenga congelados antes de aprovecharlos para hacer experimentos con ellos (Según el Instituto Valenciano de Infertilidad - IVI, en España hay unos 10.000 embriones congelados)
- Que sean desechados durante el proceso de gestación... y se les haga picadillo antes de nacer
- Que sean desechados tras nacer... y se les aplique la eutanasia durante las veinticuatro horas posteriores a su alumbramiento
- Que sean admitidos en la sociedad... pero se les esterilice en su momento, de manera forzosa, negándoles su derecho a la integridad física
- Que sean admitidos en la sociedad y se respete su integridad física... hasta que sean asesinados mediante la eutanasia pasiva, como en el caso de Terri Schiavo.
- Que sean admitidos en la sociedad y se respete su integridad física... hasta que lleguen al servicio de urgencias de un hospital, cuyo jefe decida aplicarles la eutanasia activa, sin que lo sepan sus familiares
- Que sean admitidos en la sociedad y se respete su integridad física... hasta que sus familiares pidan para ellos la eutanasia, como en la Alemania de 1938
¿Qué será lo siguiente? ¿Quienes serán los siguientes?
¿Es posible que podamos sentirnos contentos de una técnica en la que, para conseguir curar a un ser humano, haya que admitir la posibilidad de matar a otro ser humano? ¿Qué clase de progreso es aquel que se consigue a costa de desechar a los seres humanos más inocentes, débiles e indefensos? ¿Qué sentirá el hermano sano hacia sus progenitores, cuando más temprano que tarde se entere de que sólo le quisieron... porque no estaba enfermo? ¿Cómo es que estas cosas estén pasando, y nadie haga algo por remediarlas? ¿Será verdad que, como afirma la sabiduría popular, “La experiencia es lo que se tiene cuando ya no sirve para nada” ?
Son preguntas sin respuesta. Al menos de momento.
Investigación con embriones y clonación
A comienzos de 2006, la ministra de Sanidad del Gobierno de España, Elena Salgado, presentó al Consejo de Ministros un informe sobre el anteproyecto de Ley de Investigación Biomédica. Según sus promotores, esta ley pretendía "dar garantía jurídica y legal para los avances de la ciencia que tan prometedores resultados están consiguiendo”.
Ante estas afirmaciones, no podemos menos de hacernos la siguiente pregunta: ¿Desde cuando los avances de la ciencia necesitan gozar de garantías legales? La respuesta es obvia: Desde que se trata de conseguir avances científicos a base de llevar a cabo prácticas repugnantes, impropias de un estado de derecho. Entre otras prácticas, la normativa regularía “la investigación con células embrionarias” (eufemismo para dar cobertura a la investigación con seres humanos) y los “bancos de material biológico” (otro eufemismo para dar cobertura a la congelación y almacenamiento industrial de seres humanos, destinados a servir tal vez como objeto de experimentación).
En opinión de Natalia López Moratalla, adscrita al Departamento de Bioquímica de la Universidad de Navarra, “Varias de las revistas científicas de mayor prestigio, y con gran rivalidad entre sí, mantienen hoy día una política editorial marcada por el sesgo de favorecer la investigación con embriones y su generación mediante clonación. Las declaraciones y los silencios de los científicos del área, las imprecisiones en las publicaciones científicas y, con ello su divulgación en los medios de comunicación, pone de manifiesto la existencia de un lobby a favor de la investigación con embriones y de la clonación humana con la pretensión de un hipotético interés terapéutico en medicina regenerativa. En esencia, todo el mundo rechaza como criminal la clonación reproductiva. La idea de obtener un ser humano desde el núcleo de una célula de otro, construido artificialmente, y no engendrado o generado a partir de la herencia genética de un padre y una madre, no ha encontrado aún razones justificables. No obstante, la clonación terapéutica, esto es, una clonación humana que sólo avanzara hasta el estado de embrión preimplantatorio, para destruirlo y aprovechar sus células con fines terapéuticos, tiene el consentimiento expreso o al menos la indiferencia de muchos. El lema “reproductiva no, pero terapéutica sí”, resume esta postura. La agenda del lobby tiene una cita clave: no permitir que el debate se centre en la discusión científica de los resultados. Los debates tienen que centrarse en enfrentar, precisamente, la ciencia y la religión. El lema es claro: hacer creer a la sociedad que los defensores de las células embrionarias tienen motivaciones exclusivamente científicas mientras los oponentes (o simplemente defensores de las de adulto) sólo tienen motivos religiosos. El progreso científico, afirman, debe ser defendido de la religión”.
En cualquier caso, parece que a los legisladores no les importa mucho lo que les pase a estos pequeñitos seres humanos: En palabras del Doctor Carlos Simón (Director científico del Instituto Valenciano de Infertilidad - IVI) “Es una buena noticia. Es inevitable que se acumulen embriones porque las parejas pueden guardar los sobrantes mientras dure su vida fértil. La ley les permite donarlos a terceros, destruirlos o cederlos a la investigación, pero ello no evitará que muchos se congelen”. Y en palabras de Juan Antonio garcía Velasco (Director del centro IVI en Madrid) “Hasta los cinco años, los embriones permanecen en el centro y transcurrido ese plazo pasan a ser propiedad del mismo”.
¿Propiedad? ¿Desde cuando un ser humano puede ser propiedad de otro ser humano, o de una institución? ¿Es que hemos vuelto a la época de la esclavitud?
Hoy como ayer, parece que la tentación de jugar a ser como Dios mediante la legalización de los experimentos con seres humanos, permanece inalterable en el hombre, a juzgar por las declaraciones de algunos conocidos investigadores:
“Digamos que yo ya tenía el coche, pero ahora me han dado el mapa de carreteras. Voy a continuar trabajando igual. La ley afecta a futuras líneas de investigación” (Bernat Soria, ex ministro de sanidad, y Premio “Llama Rotaria 2006” del Rotary Club)
"La autorización de la transferencia nuclear es un avance extraordinario para facilitar la investigación en medicina regenerativa" (Carlos Martínez, presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas – CSIC)
“La legalidad es el único límite que debe respetar la ciencia, porque se entiende que las normas legales se crean siempre de acuerdo a una serie de criterios razonables”. (Carlos Simón, director de la Fundación IVI)
“Un avance científico no se puede prohibir porque si lo prohíbes se va a hacer igual pero al margen de la ley. Lo que hay que hacer es regularlo, darle un cauce legal y ético. Si la implantación de tejidos clonados se llega a hacer, será posiblemente la gran revolución de este siglo.” (Juan Antonio García Velasco, Director del IVI en Madrid)
“Un avance muy importante” (Antonio Pellicer, cofundador y director del Instituto Valenciano de Infertilidad – IVI, y Premio “Llama Rotaria 2007” del Rotary Club)
Fuentes consultadas
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Antonio León Aguado Díaz: “Historia de las deficiencias” (Escuela libre editorial. Fundación ONCE. Madrid, 1995)
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Boletín “Provida Press” (Gabinete de Prensa. Asociación Valenciana para la Defensa de la Vida. Número 52. 11 de Octubre de 2000)
Carlos Simón: “La clonación humana es un disparate y además es técnicamente imposible” (Valencia. Hoja de la tarde. Martes 25 de Abril de 2006)
Carlos Simón: “La Innovación e Investigación en Medicina Reproductiva” (Fundación IVI. Valencia. 16 de Diciembre de 2008)
Carmen Martínez Ibañez: “Psiquiatría y Holocausto: Vida y muerte en los campos de concentración y exterminio” (Barcelona. 24 de Noviembre de 2006)
Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI): “La imagen social de las personas con discapacidad” (Madrid. Julio de 2008. Depósito legal: M. 36.847-2008 ISBN: 978-84-96889-32-3)
David del Fresno: “El Imperio de la Muerte” (Madrid. Editorial Sekotia. Año 2008)
David Irving: “La guerra de Hitler” (Viking Press. Año 1977)
Emilio de Benito: “La selección genética de hijos para curar a un hermano enfermo ya es legal” (Diario “EL PAIS”. Madrid. 12 de Mayo de 2006)
Fundación Memoria del Holocausto: “Nuestra Memoria” (Buenos Aires. Año XV • Nº 31 • Febrero de 2009)
Gaceta Médica (Madrid. Año IV. Número 200. 7 al 13 de Mayo de 2007)
Jaime Prats: “Nacidos para Salvar” (Diario “EL PAIS”. Madrid. 26 de Octubre de 2008)
Jaime Prats: “Se ofrece semen a la carta. El Instituto Valenciano de Infertilidad lanza en Internet un servicio con el que se puede elegir un donante según su color de ojos o de piel o su altura” (Diario “EL PAIS”. Madrid. Jueves 29 de Mayo de 2008)
John Glad: “El futuro de la evolución humana: Eugenesia en el siglo veintiuno” (Hermitage Publishers. Schuylkill Haven, Pennsylvania. ISBN 1-55779-154-6. Año 2008)
Jorge Planella: “La mala conciencia por la fractura de Auschwitz” (Revista “Alteridades”. Volumen 17. Número 33. Universidad Autónoma Metropolitana. Iztapalapa. México. Año 2007)
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Unificación Comunista de España: Revista “De Verdad” (Valencia. Año XXIII. Número 18. Año 2003)
*David del Fresno es Presidente del Instituto Efrat, Director del proyecto Vida Selección (http://www.vidaseleccion.info) y autor del libro “El Imperio de la Muerte: Quien se está forrando con el negocio del aborto” (Ed. Sekotia)