La catedral de la Santísima Trinidad cumple este 29 de enero, 86 años
como templo primado de la Argentina. Su historia como Iglesia Mayor se
remonta al 11 de junio de 1580, ya que en el Acta Fundacional de la
ciudad, don Juan de Garay le asignó el solar y le impuso el título de
Santísima Trinidad, que conserva hasta la actualidad.
En 1620, al crearse la diócesis de Buenos Aires, pasa a ser su
catedral. El 5 de marzo de 1865 al ser elevada la sede de Buenos Aires a
arzobispado, se convirtió en catedral metropolitana.
Pero fue el 29 de enero de 1936, cuando Buenos Aires fue designada
Sede Primada, que su catedral pasó a ser Primada de la República
Argentina.
Después de varios intentos y derrumbes, en 1754 comenzó la construcción del templo actual.
La actual fachada es de 1791 y el frontispicio, con la escena del
abrazo de José con sus hermanos (signo del abrazo de la Ciudad de Buenos
Aires con las provincias) fue inaugurado en 1863.
Hasta 1830 fue parroquia, la primera parroquia de Buenos Aires,
cediendo entonces su parroquialidad a las iglesias de San Ignacio y
Nuestra Señora de la Merced, reservándose desde entonces exclusivamente
como templo catedralicio del arzobispo de Buenos Aires.
La fecha exacta y el ministro de la consagración exigen para su
autenticidad un nuevo estudio tomando como base los realizados por el
canónigo Ludovico García de Loydi y el canónigo José E. Mosé.
La celebración eucarística con motivo de este nuevo aniversario será
el sábado 29 de enero a las 10 en el templo catedralicio, y estará
presidida por su rector, presbítero Alejandro Russo.
La iglesia catedral es en la que el obispo tiene situada su cátedra,
signo del magisterio y de la potestad del pastor de la Iglesia
particular, como también signo de unidad de los creyentes en la fe que
el obispo anuncia como pastor de la grey.
Según lo indica el Ceremonial de los Obispos, “la iglesia catedral se
considera con razón el centro de la vida litúrgica de la diócesis.
Incúlquese en el ánimo de los fieles, por los medios más oportunos, el
amor y la veneración hacia la iglesia catedral. Para esto es muy
conveniente la celebración anual de su dedicación, como también las
peregrinaciones que los fieles, distribuidos por parroquias o por
regiones de la diócesis, hacen a ella con devoción”.
Entre los templos de la diócesis, el lugar más importante corresponde
a la iglesia catedral, que es signo de unidad de la Iglesia particular,
lugar donde acontece el momento más alto de la vida de la diócesis y se
cumple también el acto más excelso y sagrado del munus sanctificandi
del obispo, que implica juntamente, como la misma liturgia que él
preside, la santificación de las personas y el culto y la gloria de
Dios. La catedral es también signo del magisterio y de la potestad del
pastor de la diócesis.+