Domingo XXVII del T.O. ciclo C: Señor, aumenta nuestra fe

CAMINEO.INFO.-

HABACUC 1, 2-3; 2, 2-4
SALMO 94
II TIMOTEO 1, 6-8. 13-14
LUCAS 17, 5-10

Hoy los discípulos hacen a Jesús una petición muy bonita y muy profunda:

. “Auméntanos la fe”

¿De dónde nace esta petición? Nace de lo que Jesús les ha estado explicando los últimos días, que es lo que nosotros hemos leído en los evangelios de los últimos domingos:

• “Esforzaos en entrar por la puerta estrecha”.
• “Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”.
• “Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos,… no puede ser discípulo mío”.
• Con la parábola del administrador infiel nos lanzaba una seria advertencia sobre cómo administramos los bienes que Dios nos ha dado.
• Y con la parábola del rico y del pobre Lázaro nos exhortaba a no despreocuparnos del pobre, sino compadecerse de él.

Y ante de todo esto, los discípulos se sienten abrumados, todo esto es muy difícil, todo esto supera nuestras fuerzas, nuestros planteamientos naturales. Y de aquí nace la petición “Auméntanos la fe”.

Fijaros qué importante es tomarse seriamente el evangelio, no aguarlo, no descafeinarlo, porqué es entonces, es cuando también nosotros, ante de todo lo que dice Jesús descubrimos la gran verdad: sin Él todo esto es imposible.

Si al evangelio le quitamos esta fuerza interpeladora, entonces, no entendemos esta imposibilidad. Si no entendemos que el evangelio ha de cambiar nuestra vida de arriba abajo, entonces, no comprendemos esta imposibilidad (= Sin Él en nuestra vida, en nuestro corazón, sin su espíritu en nosotros, todo esto imposible.)

De aquí nace el ejemplo que Jesús pone después: “Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera:”Arráncate de raíz y plántate en el mar”. Y os obedecería”.

¿Qué nos está diciendo Jesús? Si hay fe, todo es posible. Si hay fe, aquello que sería imposible (la morera que se planta en el mar por una orden nuestra), se hace posible. Si hay fe, todo esto que Jesús nos dice cada domingo, que parece tan difícil es posible. La fe lo puede todo. Todo es posible para el que cree.

Cuando leemos vidas de santos vemos que a su alrededor pasan cosas increíbles. Es por su fe. Su fe abre un espacio a la acción de Dios, y todo puede pasar, y la vida cristiana se multiplica a su alrededor.

Estamos en el Año de la Fe, os hice diez propuestas para vivir durante este Año de la Fe. La primera: “Pide a Jesucristo que aumente tu fe” (Lc 17,5). La fe es algo importantísimo ¿cómo la cuidamos? ¿cómo la alimentamos? ¿cómo la vivimos? ¿con qué seriedad nos la tomamos?.

En nuestra oración diaria sería bueno repasar, reflexionar, de cómo estamos viviendo el Año de la Fe.

Por tanto, resumiendo lo que hemos dicho hasta ahora: cuando veo que estoy un poco lejos de vivir una exhortación de Jesús, no la rebajo, no digo “esto no es para mí, esto es demasiado radical”, sino que digo “No puedo Señor, aumenta mi fe”

Veo que no puedo, pido ayuda, …

Y situados en este punto, esto liga con el segundo ejemplo que pone Jesús. Donde Jesús hace una invitación a la humildad. Porqué ¿quién será el que pedirá ayuda, quien será el que pida más fe ? El que es humilde.

Jesús pone el ejemplo de un esclavo que ha trabajado en el campo todo el día y que cuando llega a casa ha de continuar haciendo las tareas de la casa. El Papa Benedicto, hace un comentario muy bonito a este ejemplo que pone Jesús: “Jesús nos hace tomar conciencia de que, frente a Dios, nos encontramos en una situación semejante: somos siervos de Dios; no somos acreedores frente a él, sino que somos siempre deudores, porque a él le debemos todo, porque todo es un don suyo. Aceptar y hacer su voluntad es la actitud que debemos tener cada día, en cada momento de nuestra vida.

Ante Dios no debemos presentarnos nunca como quien cree haber prestado un servicio y por ello merece una gran recompensa. Esta es una falsa concepción…. que puede nacer en todos, incluso en las personas que trabajan mucho al servicio del Señor, en la Iglesia. En cambio, debemos ser conscientes de que, en realidad, no hacemos nunca bastante por Dios. Debemos decir, como nos sugiere Jesús: «Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer» (Lc 17, 10). Esta es una actitud de humildad que nos pone verdaderamente en nuestro sitio y permite al Señor ser muy generoso con nosotros.”

La humildad para pedir ayuda, humildad para ser servidores, humildad para no esperar recompensas, humildad para entender cuál es nuestro lugar. La humildad abre nuestro corazón a recibirlo todo de Dios: como veo que no soy nada, me abro totalmente a Dios.

Durante esta semana hagamos nuestra la petición de los discípulos de Jesús: “Auméntanos la fe”.