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Domingo III Tiempo de Cuaresma

Sat, 06 Mar 2021 22:13:00
 

CAMINEO.INFO.- Empiezo con un breve comentario de la oración colecta. Esta oración nos indica la gracia que nos quiere conceder la misa de aquel día. Dice así: “Señor, Padre de misericordia y origen de todo bien, que aceptas el ayuno, la oración y la limosna como remedio de nuestros pecados, mira con amor...”

 

Me parece, una idea luminosa: las prácticas cuaresmales son remedio para nosotros que estamos enfermos, que pecamos. Estamos enfermos y las prácticas cuaresmales nos curan. ¡Ellas “son remedio”! No dejemos de utilizar estas medicinas, estas vacunas contra el mal del pecado.

Dice poéticamente un himno de cuaresma:

“Ahora es el tiempo apropiado

que Dios nos da, benevolente,

para que el remedio de austeridad

cure el mundo enfermizo”

 

Pasemos al evangelio. Si os pregunto cuándo sucede la escena de hoy todos diréis que el lunes santo. El día después del domingo de ramos es cuando contemplamos la escena de la expulsión de los vendedores del templo. Esto pasa en Marcos, Lucas y Mateo, pero no en Juan. Y hoy hemos leído el evangelio de Juan. ¡¡Juan coge esta escena y la pone en el capítulo II!!

 

Al hacer esto, Juan le quiere dar una importancia especial. Quiere que sea un acontecimiento programático. Quiere que este gesto ayude a entender el ministerio de Jesús que vendrá después.

 

Me explico: Los judíos esperaban un mesías. Esto ya lo sabemos. Pero, la idea de mesías que esperaban a lo largo de los siglos fue cambiando. Un mesías de carácter político social, sucesor del Rey David. Pero, también en otras épocas se habla de un Mesías sacerdotal.

 

Un mesías sacerdote, que tendrá que renovar el culto y la liturgia del templo, un renovador de la manera de relacionarse con Dios. Por ejemplo: en tiempos de Jesús, los esenios esperaban dos mesías: un sucesor del Rey David, y un Mesías sucesor del sacerdote Aaron, un mesías sacerdotal.

 

((San Juan, el profeta que más cita en la pasión de Jesús es Zacarías, que es el profeta que más habla de un mesías sacerdotal))

Por tanto, con la escena de hoy, Jesús no nos está diciendo cómo nos hemos de portar en el templo, que hemos de ser educados y guardar silencio, y no liarla demasiado, ¡no! Esto ya lo sabemos. Hay sacerdotes que así lo interpretan...

Lo que Jesús está haciendo es revelarse como a Mesías Sacerdotal. Es un acontecimiento revelador de su identidad. Por esto, San Juan lo pone en el inicio. Jesús está revelándose como aquel que inaugurará un nuevo culto. Antes el hombre se unía a Dios en el templo, a partir de ahora será la persona de Jesús con la que entraremos en comunión con Dios. Es una acción simbólica.

 

De aquí nace su respuesta: “Destruid este templo, y en tres días lo levantaré”.

 

Jesús está cambiando totalmente el culto que hasta entonces se hacía. Ya no serán necesarios sacrificios, ni terneros, ni cambistas, en su persona nos relacionaremos con Dios. Jesucristo se convierte en el nuevo lugar/espacio del encuentro con Dios. Antes el encuentro con Dios se hacía en el templo, ahora se hará en Jesucristo.

 

¿Por qué la liturgia nos ha puesto este texto hoy, en el centro de la Cuaresma, en este tiempo de renovación? Recordemos, que en la liturgia no hay nada casual. Yo pondría dos motivos.

 

1. Es un texto que nos quiere recordar que Jesús sea el centro de nuestra vida religiosa. En el centro, no una cosa marginal. No un pequeño espacio, bajo la escalera. Él ha de estar en nuestro corazón. En el centro del corazón.

 

2. Es un texto que nos advierte de que no se pervierta  nuestra vida religiosa. Que no seamos de aquellos que hacen cosas religiosas pero, que no se encuentran con Jesús... Pidamos al Señor que nos purifique de la falsa religiosidad, como purificó el templo. Que expulse de nosotros aquello que adultera nuestra vida espiritual. Pidámosle que expulse nuestras ideas, actitudes y prejuicios que nos tienen parados en nuestro  crecimiento espiritual.

 

Sirva como ejemplo la vida de santa Teresa de Jesús. Entra al convento a los veinte años, y su conversión llegará a los cuarenta años. Ella misma llega a decir que durante veinte años fue una mala monja. Todos sus escritos son posteriores a su conversión. Conversión que parte de la contemplación de la imagen de un Cristo “muy crucificado”.

 

Digámosle a Jesús en nuestra oración personal: Purifícame como purificaste el templo. Expulsa de mí todo aquello que adultera mi vida espiritual. Saca de mí todo aquello que me tiene parado en mi crecimiento espiritual… Amén.

 










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