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Domingo XXVIII Tiempo Ordinario B: “Dios lo puede todo”. ¡No tengamos miedo!

Sun, 14 Oct 2012 17:42:00
 

CAMINEO.INFO.- 

Sb 7,7-11:
"En comparación con la sabiduría, tuve en nada la riqueza"
Sal 89,12-17: "Sácianos de tu misericordia, Señor, y toda nuestra vida será alegría"
Hb 4,12-13: "La Palabra de Dios juzga los deseos e intenciones del corazón"
Mc 10,17-30: "Vende lo que tienes y sígueme"

Hoy escuchamos este evangelio bajo la perspectiva de que nosotros somos este joven que se acerca a Jesús y le hace una pregunta.

Tal y como va la escena se ve que es un israelita piadoso que ha procurado vivir los diez mandamientos. Es muy posible –aquí sigo la carta encíclica Veritatis Splendor- que escuchando a Jesús, fascinado por su mensaje y su persona, hayan surgido en él nuevos interrogantes, y de aquí nace la pregunta que hace.

Esto también lo vivimos nosotros. A medida que vamos escuchando a Jesús, descubriendo su persona, su mensaje, también nos vamos haciendo preguntas a nosotros mismos y también le hacemos preguntas a Él. Preguntas como:
. ¿Te estoy siguiendo bien? ¿Voy bien? ¿Estoy haciendo lo que quieres?
. ¿Cómo va nuestra relación personal? ¿Por qué momento pasa?
. ¿Qué debo hacer por los necesitados?
. ¿Qué he de hacer con mis bienes?
. ¿Cómo puedo amar a “fulanito”?
. ¿Por qué me cuesta tanto perdonar?
Este hacernos y hacerle preguntas es una actitud muy necesaria. Hace falta que nos dirijamos a Jesús para obtener respuestas para nuestra vida, para nuestras dudas, para nuestros problemas.

San Pablo dice que nuestra vida está escondida en Cristo. Por tanto, como el joven del evangelio, nos dirigimos a Jesús con nuestros interrogantes y Él nos revelará nuestra vocación, nuestro camino, nuestra vida plena.

Esta actitud liga perfectamente con lo que se nos decía en la primera lectura: donde se nos hacía una llamada a buscar la sabiduría mucho más que los bienes materiales.

“Supliqué, y se me concedió la prudencia; invoqué, y vino a mí el espíritu de sabiduría... La quise más que la salud y la belleza, y me propuse tenerla por luz”...

Una vida donde hay búsqueda, deseo de respuestas, de sabiduría, será una vida donde habrá crecimiento.

Y la segunda lectura nos presenta la fuente de la sabiduría: “La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo”.
A la pregunta del joven, Jesús responde citando los mandamientos que hacen referencia al prójimo. El joven dice que esto ya lo hace. “Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: “…anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres,..., y luego sígueme”.

¿Qué quieren decir estas palabras?, recordemos que estas palabras se dirigen a cada uno de nosotros. Cuatro breves consideraciones:

• Primero, hace falta cumplir los mandamientos. No están pasados de moda. Me decía hace poco una persona: “Últimamente rezo leyendo y meditando los mandamientos”. ¡¡Genial!! Me parece acertadísimo. Yo lo he empezado a hacer. Es muy fácil y bonito hacer plegaria a partir de los mandamientos.

• Segundo, no nos podemos conformar en cumplir los mandamientos. Si vivimos una fe de mínimos, alguna cosa falla. Si sólo hago lo que toca, quiere decir que vivo la fe como una carga y no como un regalo. ¿Cómo manifiesto que una cosa me atrae, me gusta? haciendo más de lo que toca. ¿Los novios hacen lo que toca? ¡No!, precisamente porqué se aman, constantemente hacen más de lo que toca. No nos podemos conformar sólo cumpliendo los mandamientos. ¡Hemos de querer hacer “más de lo que toca”!.

• Tercero, por tanto, los mandamientos son como un primer momento que nos introducen en un camino. Un camino donde Jesús nos dice: “sígueme”, un camino de seguimiento Cristo. ¡Esto es capital! No se trata de cumplir un mandamiento, sino de algo mucho más radical: seguir a Jesucristo, adherirse a su persona, compartir su vida, sus actitudes, y su destino.

Jesús nos pide que le sigamos y le imitemos en el camino del amor, de un amor que se da totalmente a los hermanos. Pero no nos reclama una imitación exterior sino un configurarnos interiormente con Él, para que amemos como Él amó. Jesús nos pide que nos insertemos en su camino de donación total, donde la medida del amor es amar sin medida.

• Cuarto, y es en este punto de amar como Él amó, en este punto de donación total, donde hemos de situar esta llamada “vende lo que tienes”.

Yo no puedo decir si has de vender tu casa, o qué has de hacer con los pisos vacíos que tines, o qué destino han de tener tus ahorros, pero ante estas palabras de Jesús y movidos por este dinamismo de donación total a los hermanos, hace falta que hagamos preguntas a Jesús, para encontrar respuestas, para encontrar la verdadera sabiduría, tal y como decíamos al principio:

. ¿Qué he de hacer con mi patrimonio?
. ¿Qué bienes quieres que venda?
. ¿Qué destino han de tener mis bienes cuando yo ya no esté aquí?
. ¿Cómo puedo poner mis bienes al servicio de los demás?

Hemos de responder estas preguntas. Seguir a Cristo nos pide dejarnos interpelar por su palabra. Que nos parece complicado, exigente... Jesús mismo, hoy nos lo ha dicho: “Dios lo puede todo”. ¡No tengamos miedo! Y recordemos que no perdemos nada, sino que recibiremos el ciento x uno, ya en el tiempo presente, y en el mundo futuro, la vida eterna.







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