Domingo XIII, tiempo ordinario, ciclo B: “Todo es posible para el que cree”

El evangelista Marcos en esta escena quiere manifestar la fuerza de la fe, la capacidad de la fe de cambiar las cosas. Marcos con este texto quiere hacer crecer en nosotros la fe, el deseo de tener más fe en Jesucristo.

La escena nos presenta dos gestos cargados de fe:

•"Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia..."

•Y el otro gesto es el de la mujer que padecía flujos de sangre: "Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido curaría".

Las palabras de Jesús nos confirman la gran fe que había en estas personas.

•A la mujer enferma le dice: "Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud".

•Y a Jairo le dice: "No temas; basta que tengas fe"

Siempre que pienso en la fe me vienen a la mente aquellas palabras de Jesús: "...cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?". La duda de Jesús nos ha de hacer mirar nuestra vida, nuestra fe.

A veces hablando con gente me dicen: "yo tengo mucha fe". Es una expresión que siempre me provoca extrañeza, yo nunca he dicho a nadie: "¡yo tengo mucha fe!". La verdad no me atrevería a decirlo. Y en el trasfondo de toda esta cuestión hay una pregunta: ¿qué es la fe? ¿Es un sentimiento? ¿Una idea de que Dios existe? ¿Una creencia en ciertas cosas? El Catecismo la define de muchas maneras, pero yo os querría dar una definición mía intuítiva: "La fe es un acontecimiento, una experiencia, que lo ilumina todo, lo condiciona todo, lo modela todo". Y todo es todo: el ocio, las vacaciones, el trabajo, la educación, las relaciones humanas, la enfermedad, la muerte, el fracaso, el éxito,... ¡La fe es mucho más que ir a misa el domingo!

Volvamos a la escena del evangelio que es muy rica. Jesús va hacia la casa de Jairo y dice el evangelista que: "acompañado de mucha gente que lo apretujaba". Y después de la sanación de la mujer Jesús pregunta: "¿Quién me ha tocado el manto?". Y los discípulos le dicen: "Ves como te apretuja la gente y preguntas:"¿Quién me ha tocado?"

Muchos y muchas están tocando a Jesús pero sólo una queda sanada…porque tuvo fe. Esa mujer hizo lo mismo que hacían los demás, tocar a Jesús, pero lo hizo con fe.

También esto ocurre en la misa: muchos tocan a Jesús, muchos comulgan, pero pocos quedan sanados, transformados, porque hay poca fe.

Demasiadas veces vivimos una fe muy rutinaria, de ir haciendo, de ir tirando, de hacer las cosas por hacerlas y nos quedamos muchas veces en la superficie de lo que hacemos.

La fe nos pide que cada cosa sea vivida como lo que es: si vamos a misa, vamos a misa, si rezamos, pues, rezamos, si meditamos la Palabra, meditamos la Palabra. Que todo sea hecho poniendo el corazón, con intensidad, con devoción, con fe…

Recuerdo que un obispo nos decía en una conferencia con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, en Madrid: "Para hacer de valla no vayas". En estos encuentros abundan las vallas para marcar los caminos por donde pasa el Papa. Hay muchas vallas. Y la frase "Para hacer de …", quiere decir que no se trata sólo de estar, también están las vallas y no les sirve para nada. Se trata de vivirlo desde el interior, se trata de poner en juego la fe…

Muchos tocaban a Jesús, muchos tenían necesidades como tenía la mujer sanada, pero no se enteraron de nada, fueron espectadores . La falta de fe, les convierte en meros espectadores de la salvación de Cristo…

¡Hermanos y hermanas que no nos pase a nosotros lo mismo! ¡Que no nos quedemos como espectadores que no se enteran de nada!. ¡Que la rutina no nos impida vivir cada cosa como lo que es! ¡Que todo lo vivamos con devoción y con fe!

Acabo ya con una idea de la segunda escena: La hija de Jairo de 12 años ha muerto. Es fácil imaginar el dolor que eso debía provocar en la casa y en el vecindario, entre sus familiares, amigos de la chica y vecinos. La muerte es la protagonista, su sombra lo envuelve todo y lo vuelve todo triste. Dice el evangelista: "Llegaron a casa… y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos". Pero en este ambiente de muerte aparece la Vida, en este ambiente de dolor aparece la el consuelo, en este ambiente desesperanzado aparece la esperanza, en este ambiente de sin sentido aparece Áquel que da sentido a todo. ¡¡Y todo cambia!!

También en tu casa donde hay dolor, tristeza, desesperación, ya sea por los hijos, por los problemas económicos, por la convivencia matrimonial, sea por lo  que sea, si Él entra, todo cambia. Y donde había la muerte aparece la vida... ¿Ha entrado Jesús verdaderamente en nuestros hogares?

Que esta eucaristía nos haga crecer en el deseo de tener más fe…