-De noche, cuando los pastores velan
por turno el rebaño al aire libre,
fuera de la ciudad,
en el indigno y discreto establo
de una gruta en Belén de Judá,
María, Madre Virgen,
que en Nazaret, aldea de Galilea,
bajo fiel sombra de Espíritu Santo,
fue concebida en gracia y alegría,
por Quien es Dios, Altísimo,
da ya a luz al Hijo Primogénito
del Universo invisible y visible.
-María, con amor, junto a José,
envuelve al Niño Dios en los pañales,
y lo acuesta en humilde pesebre,
ahora altar donde yace el Mesías
como el Pan de la Vida Eterna,
Pan de Dios Eucarístico,
Pan de paz, gozo, gloria y complacencia,
alimento de Verdadera Vida
para llegar a ser persona humana
en la pobreza del Nacimiento
de Jesucristo, el Hijo Encarnado
en la humanal Historia,
Principio y Fin de la nueva creación,
Siervo de Dios y Luz de las Naciones,
que el imperial paganismo de Roma,
y neopaganismos idolátricos,
no han logrado que el mundo le olvide.
Diego Quiñones Estévez.
(Del poemario: En una mañana de la vida).