-Por más que la abundancia monetaria
nunca cesara de llenar bolsillos,
cuentas corrientes, bancos, arcas públicas,
de quienes a España
sangran, roban, esquilman y traicionan,
seguirían gritando a todo el mundo
que quieren más y mucho más dinero,
que sacie sus fortunas.
-Por más que de rodillas suplicaran,
como moneda de cambio, a Dios,
que, sin límite, les suministrase
riquezas en euro y dólar
para colmar ambiciones y honores
políticos, sociales y económicos,
todo, todo de cuanto Él les diera,
sería poco o nada.
-¿Qué leyes pueden poner ya límites
a la ciega carrera de avaricias
y de codicias por tener sin más,
sin pensar en el ser,
de aquellos que un día se jactaron
de ricos en las vanas abundancias,
y ahora, lloran, se quejan y gimen,
al verse nada, nadie?
Diego Quiñones Estévez.
(Del poemario: Liturgia de la memoria).