Abundan los estudios sobre los efectos negativos que la
televisión produce en el desarrollo cognitivo infantil. Un estudio realizado por investigadores de la Escuela de
Medicina de la Universidad de Stanford a unos 400 chicos de tercer grado, a lo
largo de un año, en escuelas primarias
del norte de California, indica que los chicos de alrededor de 9 años que
tienen un televisor en su habitación obtienen resultados más bajos en pruebas
estandarizadas que aquellos de sus compañeros que no disponen de televisor
personal. Además, disponer de televisión
en la propia habitación incentiva el aislamiento, provoca adicción y es
contrario a la vida de familia.
La televisión bien utilizada puede ser un medio para educar
a los hijos. Han de ser enseñados por sus padres para que vean espacios
televisivos gratificantes y enriquecedores. Igualmente deben ser enseñados a no
ver aquellos programas que degradan su dignidad humana. Los padres son
totalmente responsables de esta importante tarea. Usar la televisión como
“niñera electrónica” es un perjuicio claro para los niños. Posteriormente,
echarle la culpa a la televisión es una salida fácil.
Los padres son los responsables de que en la casa se vea
buena televisión y, en la mayoría de los casos, será conveniente que los hijos
estén acompañados por ellos. Así se podrán comprobar los efectos que los programas
producen en ellos y comentar juntos lo que todos están viendo en la pantalla.
Nunca es conveniente que los niños vean los programas que se les antoje, ni
solos ni acompañados por sus padres. Se sabe muy bien que los llamados
programas “infantiles” son, en muchos casos, totalmente inadecuados y, a veces,
negativos.
La capacidad de imitación que tiene el niño es enorme y, por
ello, hay que esforzarse para que vean en televisión personajes reales y
ejemplares, por ejemplo: deportistas, héroes de nuestra historia, escritores
destacados, etc. Hay que escoger
espacios que se relacionen con el desarrollo de valores familiares, amor a la
naturaleza, ocupación positiva del tiempo de ocio, cultivo de la cultura y del
espíritu, etc., y no programas frívolos y superficiales.
Es importante enseñar a los hijos a ver determinados
programas de televisión y no a darle al botón del televisor a ver que sale...
Solo así se puede desarrollar la capacidad de selección y discriminación que
irá habilitando a las personas a ver aquello que conviene y dejar aquello que
es inadecuado o rechazable. Cualquier espacio que incluya sexualidad,
violencia, maldad, permisividad, delincuencia, racismo, etc. no es apto para
niños.
Hay que tener muy claro
la gran influencia que la televisión ejerce en la conducta de los hijos.
Muchos comportamientos negativos en niños y adolescentes han tenido su origen
en la contemplación de las llamadas series “juveniles”. Los padres se
encuentran, posteriormente, inermes ante actitudes desbordadas de los hijos. No
es nada fácil educar en estos tiempos, ya se sabe, pero la responsabilidad
paterna y materna hay que ejercerla desde el principio, hay que adelantarse
para no lamentarse después.
Hay revistas como “Hacer familia” que pueden ayudar mucho a los padres en este
sentido y páginas web como, por ejemplo, interrogantes.net
Las familias tienen que buscar ayudas positivas. Por otra
parte, nunca puede olvidarse que los hijos aprenderán los valores morales,
antes que nada, en el ámbito familiar y en la convivencia con los demás, no en
los personajes y acciones de la televisión.
Es muy importante evitar que los hijos vean
televisión-basura. Confundirán la realidad con la ficción, se desorientarán y
equivocarán al valorar el sentido de la vida e irán deformando su propia
conciencia. La televisión no es
imprescindible ni es el único medio para llenar el tiempo libre. Y otra cosa, el ejemplo va por delante. Si
los padres ven mucha televisión o televisión de mala calidad ¿con qué criterio
van a evitar que sus hijos vean
programas negativos para ellos?
He querido hablar de televisión pero ¿qué decir de internet
a través de móviles, ordenadores, tabletas, etc.?